Muchos, empezamos por la fotografía por su accesibilidad o porque estamos de viaje en una localización y queremos unos recuerdos o imágenes que poder enseñar a nuestros familiares y amigos.
No hace falta recurrir a trucos para hacer fotos. No tienes que hacer posar a nadie ante la cámara. Las fotos están ahí, esperando que las hagas. La verdad es la mejor fotografía, la mejor propaganda
Fotografiamos para reforzar la felicidad de esos momentos. Para afirmar aquello que nos complace, para cubrir ausencias, para detener el tiempo y, al menos ilusoriamente, posponer la ineludibilidad de la muerte. Ya que, una fotografía, va más allá de simplemente llegar a una localización y presionar el disparador de nuestra cámara.
Siendo el mayor de los desafíos es el saber como captar la esencia de los lugares visitados, ya que elementos tales como el viendo, el sonido, el aroma del lugar o la sensación de tridimensionalidad se pueden perder a la hora de trasladar ese paisaje a un plano bidimensional como es una fotografía.
En cierta medida, lo que importa no es tanto reflejar una realidad, sino, utilizar la fotografía como lenguaje expresivo para poder hacer tangible un pensamiento, una experiencia o una historia.